A
manera de noticia…
Los
muñecos de guante o de funda ya se conocían desde la Edad Media.
Monsieur
Guignol (Guiñol), también es un
títere de guante y aparece por primera vez en escena una noche de octubre de
1808, en un cafecito de la ciudad de Lyon, Francia.
Muy pronto se hizo famoso y su popularidad se extiende de polo a
polo, tanto, que en la actualidad hasta el país más pequeño posee un teatro
guiñol… Tan famoso es, que en casi todo el mundo a los títeres de guante se les
conoce como guiñoles, y el tipo de teatro que se representa con estos títeres
se le llama teatro guiñol.
Hasta
en la lejana China había un teatro guiñol.
Y,
¿qué ha sido lo que le ha dado tan universal renombre…?
¡Fácil…!
Su espíritu reivindicativo
contra las tiranías, las desigualdades y las injusticias sociales. Guignol es
un tipo único…
Monsieur
Guignol dice, sin temor a equivocarse, que su más remoto antepasado, su padre
Adán, es “el hombre de la cabeza de
madera” y hasta se atreve a insinuar, con maliciosa concupiscencia, que la
serpiente y la manzana originales son… ¡de madera también…!
Efectivamente,
Monsieur Guignol sí tuvo un padre… como todos nosotros. El creador de este
singular personaje fue un obrero de las filaturas de seda de Lyon, Francia:
Laurent Mourget .
De cara
redonda, cejas en arco y nariz aplastada… o sea, ¡con cara de títere!, nació nuestro titiritero en
1769… y en 1792, precisamente cuando la revolución estalla en París, y con el
corazón de hombre libre, decide cambiar de oficio: deja la fábrica y se
convierte en vendedor ambulante, de esos que van de feria en feria. Los tiempos son
difíciles y no son propicios en su pequeño comercio y, en 1798, lo encontramos
en la vía pública haciéndola de saca-muelas (¡perdón!, ejerciendo la
odontología), para lo cual le ayuda eficazmente un títere, un Polichinela, personaje que estaba de moda por esos días en
Europa y que él mismo ha fabricado.
En
1804… ¡Por fin...! Encuentra su verdadera vocación y, ahora sí, para siempre,
para el resto de su vida…
Se
convierte en titiritero y ya
no vuelve a cambiar de profesión.
Al
paso del tiempo se ha aburrido de Polichinela y lo sustituye por otro personaje;
uno de su propia creación, un personaje con el que sí se identifica…
¡Ha nacido Monsieur Guignol...!
¡Ha nacido Monsieur Guignol...!
Después su esposa, Madelon…
Antes ya había dado existencia a Gnafrón...
... zapatero remendón, borrachín y amigo inseparable de Guignol…
Con
otros personajes de cajón en el elenco de la época, logra crear una compañía con la cual puede llevar a escena
cualquier obra.
Hacia
1840, y por última vez, Mourget instala su retablillo en Viena, Austria, donde
muere en 1844.
Guignol
se parece a su padre:
De cara
redonda, imberbe y recia la quijada; las cejas en arco, las comisuras de los
labios jaladas hacia arriba y nariz aplastada; usa un sombrero bicornio al que
le ha bajado las alas a fin de escamotear mejor los golpes de cachiporra que
llueven a menudo en las monstruosas batallas; sombrero tras el cual aparece una trencita
muy delgada y apretada que remata en un nudito de listón…
Tiene
un airecito disimulado y aparentemente bonachón, a la vez socarrón e ingenuo,
entre cándido y astuto, jovial y despreocupado, pero bajo él está el terrible
Monsieur Guignol que todo lo soluciona a palos. Es el pariente descarriado de la
familia, borrachín, tracalero, jugador, pendenciero… y libidinoso.
Pero
también hay que reconocer sus méritos… Defiende a los pobres y a los
marginados, y ha sido muchas veces el portaestandarte y el refugio de las
reivindicaciones populares…
Le
caen muy mal los policías… ¿a
quién no? Es amigo fiel de la botella y el diablo…
Pero
no hay qué confundirse; no es
un Quijote idealista, no, porque ha vivido y conoce las más crueles realidades.
A lo largo de la historia ha sido siempre fiel intérprete de la voz del pueblo…,
a pesar de todas las excomuniones…, las amenazas… y las proscripciones que han
lanzado contra él los oradores públicos… desde el púlpito…, desde la tribuna… o
desde los H. Ayuntamientos...
Monsieur
Guignol es también -y sobre todo- un personaje sensible; su ingenio rápido y espontáneo lo saca siempre airoso de las
situaciones más apuradas… Sí,
¡Monsieur Guignol es un personaje sensible!
Bueno, pues esta es, en suma, la breve historia de la vida de tan ilustre titiritero y su personaje universal: Monsieur Guignol. Su fama ha llegado hasta nuestros días y la Municipalidad de Lyon le erigió -como justo homenaje- un busto en su memoria…
Cómo he aprendido de tu artículo mi querido amigo, te mando un gran abrazo. Tu amiga Gelos Giles.
ResponderEliminar