viernes, 21 de marzo de 2014

Día Mundial del Títere 2014.

Los titiriteros en México y el mundo estamos de fiesta…



El titiritero de hoy, descendiente en línea directa de personajes grotescos, multiformes, pícaros y lujuriosos, como Petrushka, en Rusia; Don Cristóbal, en España; Kasper, en Alemania; Hanswurst, en Austria; Punch & Judy, en Inglaterra; Guignol, en Francia; Don Folías, en México; es universalmente reconocido.

A lo largo de la historia, el titiritero ha sido fiel intérprete de la voz del pueblo, a pesar de todas las excomuniones, las amenazas y las proscripciones que han lanzado contra él los oradores públicos desde los púlpitos, las tribunas o los “honorables” Ayuntamientos. Pero también se deben reconocer sus méritos.

El titiritero de hoy es, sobre todo, un personaje sensible; su ingenio rápido y espontáneo lo saca siempre airoso de las situaciones más apuradas. Defiende a los pobres y a los parias, y ha sido muchas veces el portaestandarte y el refugio de las reivindicaciones populares; es amigo fiel de la botella y el diablo… es un artista con el corazón de hombre libre. Su espíritu reivindicativo contra las tiranías, las desigualdades y las injusticias sociales, le han dado esa trascendencia universal de la que hoy goza.

Ya sean “burdos o refinados”, los espectáculos que actualmente presentan los titiriteros, no dejan de cautivar a su público, particularmente las niñas y niños que viven las historias de una manera muy intensa y especial; también públicos selectos en señaladas ocasiones, con producciones sofisticadas y de grandes recursos tecnológicos; pero, sobre todo, a ese público placero, público sencillo que ríe y goza de “los duros vocablos con que suele estar condimentado a menudo el delicioso lenguaje de los muñecos…” (Federico García Lorca)

Los titiriteros de hoy logran -como dice Michael Meschke- “vencer el desafío de expresar en un rostro petrificado todo lo que su papel les exige, es decir, consiguen manifestar los sentimientos humanos primordiales e incluso se atreven con nuestras más hondas emociones en espectáculos de lograda expresividad”.

En México la tradición de títeres es muy antigua, prehispánica, y está muy arraigada; se ha multiplicado en una numerosa familia de diminutos personajes en la que no falta la abuela, el soldado de rojo kepí, el negrito poeta (tan nuestro), la mujercita y el burgués, entre muchos más. Todos, en fin, personajes que han hecho pasar horas de entretenimiento a muchas generaciones. Personajes de un teatro de figuras que más que hacer, más que crear, todos hemos reintentado y llevamos hacia una verdadera y definitiva finalidad: las reivindicaciones populares.


Han pasado años de éxitos, de importantes logros en donde se han fundado grupos desde los cuales se representan novedosos espectáculos.

Y aquí estamos, los titiriteros mexicanos, para continuar con una gran tradición y para colocar, como lo hicieran nuestros maestros, el teatro de muñecos animados en los terrenos del arte, rompiendo lanzas contra la incomprensión, la indolencia, la apatía, la indiferencia; y lucharemos hasta el final para que el Teatro Mexicano de Títeres sea colocado en su justa dimensión, como lo que es, un Arte, dicho así, sin más y con todas sus letras: El Arte de los Títeres. Enhorabuena.

En Mérida, la de Yucatán, 21 de Marzo, 2014


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